Si en algún momento, te has preguntado si es casualidad, que tus compañeras de piso y tú, tengáis la menstruación a la vez, quizá podamos darte hoy la respuesta.
Esta sincronía en los ciclos menstruales fue indagada por primera vez en los 70, por la Dra. Martha K. McClintock, quien la observó en mujeres que interactuaban frecuentemente (madres e hijas, compañeras de trabajo o internado, parejas de lesbianas). La sospecha recayó en las feromonas: sustancias químicas inodoras y volátiles, a través de las que intercambiamos información acerca del interés o rechazo por los otros.
Pero no se quedó ahí, 25 años después quiso corroborar el hallazgo con un estudio “de narices”. Cuando las mujeres sabuesas olían el sudor extraído de otras mujeres, menstruaban al mismo tiempo que las portadoras de tan genuina esencia corporal. Sin ánimo de que repitas el experimento, te anunciamos que la explicación más plausible volvió a encontrarse en las feromonas. Éstas, liberadas por las glándulas pituitarias, aumentaban la hormona LH e iniciaban la fase de ovulación, provocando así períodos concurrentes.
Para buscarle una función biológica o social a este medio de comunicación químico, tenemos que remontarnos a nuestros antepasados tribales. Las mujeres, en una lucha por la supervivencia y en su necesidad de ser fecundadas, enviaban una señal química (feromonas) para indicar luz verde en el coito al varón, maximizando así las probabilidades de reproducción.
Aun así, la realidad es que las féminas varían en su sensibilidad a las sustancias químicas, con lo que no todas se verían influenciadas por los ciclos menstruales de sus análogas.
En honor a la verdad hemos de decir, que las críticas a estas investigaciones no se han hecho esperar, argumentando que estas reglas simultáneas no existen en realidad, sino que son coincidencias parciales dentro de lo normal. El razonamiento es el siguiente: dos mujeres con ciclos de 28 días, y un período de 5 días, es muy probable estadísticamente que coincidan en al menos algunos días en su menstruación, al margen de las feromonas.
El caso es que esta coexistencia menstrual se hace más observable cuanto más estrecho es el trato entre las protagonistas.