Toda persona tiene un peso ideal dependiendo del sexo, la edad, y la forma general del cuerpo. Tanto los desórdenes alimentarios como el estado emocional pueden afectar severamente a nuestras masas muscular y grasa. Un adulto medio consume unos 14 kilos de comida a la semana. A grandes rasgos necesitamos los alimentos para asegurar la función de los órganos como el corazón, hígado, riñones, etc. También nos sirven para formar tejidos y luchar contra las infecciones.
El cuerpo del adulto necesita entre 2000 y 2500 calorías (o mejor kilocalorías) diariamente. Para la mujer suele bastar con 2000 y para el hombre con 2500, pero estas necesidades difieren entre individuos dependiendo del metabolismo, la actividad física y el tipo corporal (endomórfico, ectomórfico o mesomórfico). La cantidad de energía consumida por una persona que realiza trabajos físicos pesados o por un atleta es el doble de la que requiere una persona que trabaja en una oficina.
Un recién nacido debe ingerir relativamente el doble de alimentos que un adulto, porque el ritmo de crecimiento de sus tejidos es mucho mayor. El bebé debe tomar más vitaminas y minerales para combatir las infecciones que amenazan su vida. A partir de investigaciones científicas se ha llegado a la conclusión de que el córtex dorsolateral prefrontal es el supuesto encargado de regular el comportamiento alimentario, y por tanto, no funcionaría correctamente en los desórdenes alimentarios.
1.- Obesidad. Si consumimos alimentos (energía) en exceso, ésta se deposita en los tejidos en forma de grasa, y aumentamos nuestro peso. Cuando gastamos energía, se quema grasa, y perdemos peso. Cualquier persona que pese más del 20% de su peso ideal (medido por personal médico), es considerado obeso. En EEUU un tercio de los adultos son obesos. La mayor parte de los países desarrollados presentan situaciones similares en cuanto a obesidad. La OMS reconoce que esta enfermedad es una pandemia.
La obesidad puede causar enfermedad cardiovascular, infarto de miocardio, diabetes y fallo renal. También puede acortar la vida un 25% en hombres y un 16% en mujeres. En casos extremadamente raros la obesidad puede producir hiposecreción de la glándula tiroides, hipersecreción de las glándulas adrenales, o revelar síndromes genéticos que pueden originar desajustes hormonales, llegando hasta aumentar el apetito, es decir, se convierte en un círculo vicioso.
Esta extendida enfermedad es, en parte, genética: en algunas familias la mayoría de sus miembros suelen presentar obesidad o sobrepeso debido a una disminución del metabolismo que implica menor gasto energético. Pero para contradecir esta teoría hay algunos estudios que demuestran que hay familias en las que todos los miembros son obesos por la sobrealimentación, ¿cómo si no explicar que las mascotas de estas familias también sean obesas? ¿con la genética? Está claro que el consumo abusivo de alimentos ricos en grasas y azúcares refinados, exceso de dulces, galletas, aperitivos tipo snack y chocolates, entre otros alimentos, más bebidas azucaradas, cerveza y vino, es el responsable de la obesidad de la mayoría de los pacientes. En otros casos los factores emocionales pueden provocar sobrepeso. Las personas deprimidas pueden encontrar consuelo en la comida, que al ser excesiva, produce aumento del peso corporal y éste incrementa la depresión: otro círculo vicioso.
La única manera en la que un paciente obeso puede perder peso es cambiando sus hábitos de vida: ejercicio físico vigilado por un entrenador y dieta sana y recomendada por un nutricionista. Para mantenerse en el peso adecuado es necesario que esos cambios se mantengan indefinidamente. Pero pasar hambre con severas dietas no es la solución. Al principio el cuerpo consume los glúcidos depositados, no la grasa. No ingerir alimentos en absoluto conlleva una pérdida de vitaminas y minerales esenciales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Una vez que la dieta se da por concluida, se suelen recuperar los kilos perdidos (y alguno más).
2.- Anorexia (generalmente anorexia nerviosa). Es otro trastorno alimentario que afecta principalmente a jóvenes de entre 11 y 30 años, sobre todo a mujeres. Hay investigaciones que sugieren que estas chicas están asustadas ante el paso a la edad adulta y la sexualidad. Mientras su cuerpo está madurando, ellas rechazan el mundo de los adultos y pretenden prolongar así el aspecto infantil de su cuerpo.
Las personas afectadas por la anorexia nerviosa siguen dietas muy severas para acentuar su confianza sexual. Piensan que su delgadez extrema las hace más atractivas, ignorando que ocurre lo contrario. La imagen superficial de cuerpos esbelto hasta la delgadez más pronunciada que nos venden los medios de comunicación puede acercar la anorexia a chicas que ni siquiera sufran sobrepeso. Lo normal es que cualquier persona que siga una dieta pueda decidir voluntariamente cuando dejarla, además estar a dieta se considera una situación poco agradable. Pero este no es el caso de los anoréxicos.
La anorexia no se detecta inmediatamente. Puede provocar episodios alternos de diarrea y estreñimiento, mala circulación sanguínea o disminución de las defensas, lo que conlleva mayor susceptibilidad a las infecciones. El comportamiento cambia: disminuye la sociabilidad y pueden aparecer problemas escolares. El signo principal de esta enfermedad es la acusada pérdida de peso corporal, pero también se presenta caída del cabello, piel seca y osteoporosis; las uñas dejan de crecer, la menstruación se vuelve irregular o desaparece, llegando incluso a aparecer menopausia prematura, y, si se intaura un embarazo, éste termina en aborto espontáneo. Es decir, el cuerpo no puede hacer frente a las necesidades de los órganos y los va anulando hasta llegar a la muerte por inanición si no se frena antes. De hecho el 10% de los anoréxicos muere por fallo multiorgánico o por enfermedades directamente relacionadas con la anorexia. Uno de los motivos por los que se detecta tarde esta enfermedad es porque los que la sufren suelen mentir a su familia simulando que comen normalmente. Esto es consecuencia de que la anorexia es una enfermedad mental que debe tratarse psiquiátricamente.
3.-La bulimia es una condición en la que la persona, en lugar de dejar de comer, puede llegar a ingerir hasta 15000 calorías en dos horas. Suelen comer entre 3 y 30 veces la cantidad diaria de comida de un adulto medio. Entonces el enfermo “se deshace” de lo que ha comida de más vomitando, tomando laxantes y/o diuréticos o realizando un excesivo ejercicio físico para quemar las calorías extra.
Normalmente los pacientes comen sin que nadie se entere para calmar su ansiedad, y tras consumir grandes cantidades de comida, experimentan sentimientos de culpa. El mal uso que hacen de los laxantes puede destruir las bacterias intestinales, provocando inflamaciones e infecciones por bacterias patógenas. Los vómitos frecuentes pueden provocar deshidratación, pérdida de piezas dentales, lesiones esofágicas e, incluso, insuficiencia cardiaca.
Las personas bulímicas pueden tener desde un peso normal hasta un ligero sobrepeso. Afecta principalmente a mujeres entre 15 y 24 años, y puede acelerarse por situaciones de estrés como soledad, reciente ruptura sentimental, etc.
La ansiedad y la bulimia suelen estar relacionadas con una baja autoestima, un carácter perfeccionista, con expectativas muy altas de sí mismos, etc. Los adolescentes, especialmente las chicas, son extremadamente susceptibles en cuanto a su aspecto físico, y bromear sobre su peso o sobre la facilidad con la que acumulan grasa pueden provocar desórdenes alimentarios.
4.-La polifagia también implica una ingesta excesiva de comida, pero el paciente no elimina lo que ha ingerido de más, por lo que aumenta alarmantemente de peso. Algunas de estas personas realizan complicados ejercicios físicos seguidos de “comilonas”, lo que impide el mantenimiento de su peso corporal dentro de los límites normales, pero estas sesiones de ejercicio-comida les evitan los remordimientos. Tiempo después experimentan sentimientos de culpa y puede sobrevenir la depresión. La polifagia puede derivar en diabetes, hipertensión, infarto de miocardio y otros problemas de salud.